Como seguidora de la producción desde que empezó, este miércoles no me perdí el final de El Príncipe, la serie revelación de las últimas temporadas y cuyo desenlace, por tanto, se esperaba con mucha expectación. El principal interrogante era saber si la pareja protagonista vencía el sinfín de obstáculos contra los que habían tenido que luchar desde el inicio de su historia y si por el contrario todo terminaba, como decía José Coronado que acababa todo en el barrio de Ceuta donde se desarrolla, en agua salada. Y fue esta segunda opción.
He leído incluso a gente que comparaba este final -la muerte de Fátima, personaje de Hiba Abouk, en brazos de su amado Morey, Álex González- con el de Los Serrano. Me parece que es un poco volvernos locos establecer una comparación así. Las críticas han sido mayoritariamente malas porque el espectador suele querer el final feliz, el comieron perdices. Dentro de que esto es ficción y podrían haber hecho lo que les diera la gana (lo hicieron con ciertos detalles que luego comento), creo que escogieron una opción más realista. Y, personalmente, siempre soy más del realismo, aunque no signifique que el "comieron perdices" me hubiera desagradado. Lo de Los Serrano fue un despropósito indefendible que para mí nada tiene que ver con esto.
Me parece valiente por parte de los guionistas que hayan apostado por su final -hoy han explicado que concibieron la serie con esa conclusión desde el primer momento-. Ellos sabrían mejor que nadie que el grueso del público quería ver a la pareja protagonista unida y feliz, pero no se guiaron por eso, sino por lo que creían más coherente, o por lo que más les convencía a ellos. Escribí en su día unos posts sobre finales polémicos de series y lo cierto es que todos lo son, es una de esas cosas en las que nunca llueve a gusto de todos. Pero he de decir que yo me quedé satisfecha. Quizá solo la muerte de Fran (José Coronado) y la pareja junta tampoco habría estado mal, pero no le pongo peros a lo que se emitió.
Mucha gente se los ha puesto a montones, más allá de la muerte de Fátima. Que si Morey tiró la pistola antes de tiempo (también me chirrió), que si no llevaban chalecos antibalas, que si en el plano final los cadáveres de Khlaed y Fran habían desaparecido de la playa... Me lo tomo como licencias de una serie de ficción que, con sus errores y sus aciertos, a mí me ha dejado un buen sabor de boca y a la que le reconozco el mérito de habernos acercado a una realidad nunca antes tratada en la ficción televisiva española.